En el post anterior, podéis leer como estaba para la vuelta a casa por Navidad tras los primeros meses en el voluntariado europeo.. Ahora mismo estoy recién aterrizada en Luxemburgo de nuevo, tras pasar las vacaciones de navidad, viendo a la familia y amigos en España.
Volver a Madrid después de 5 meses fue una sensación un tanto rara, ya que volvía a esa ciudad donde he crecido como persona y a nivel profesional. Donde tengo a grandes amigos. Cuando entre a la estación de tren para ir a casa de mi familia, reconocí ese olor. Hasta que no estas fuera no te das cuenta de los olores y sonidos que te rodean a diario, empecé a apreciar pequeñas cosas que eran de mi rutina cuando vivía en Madrid. Nada más llegar me junte con algunos de mis amigos, donde con los que simplemente era feliz sentada en un bar, escuchando y contando mis batallitas en Luxemburgo.
Volví a bares donde tenía muchas ganas de ir, tache de mi lista los sitios donde quería pasar un rato y estuve disfrutando de otra forma Madrid, esa ciudad de las prisas, del todo para ayer. Esta vez era una visitante más, donde me reencontraba con mis amigos.
Esos abrazos infinitos que nos hemos dado y esas conversaciones hablando de la vida y de la nuestra, se echaba de menos. Es verdad que están las nuevas tecnologías, pero es diferente el poder mirar a los ojos.
Me di cuenta de las grandes personas que tuve en Madrid durante mi etapa allí. El volver a juntarte con la familia, el que te preparen con tanto amor, esas comiditas ricas que tanto extrañabas unos meses atrás, esos momentos de fiestas navideñas, se viven de forma diferente.
La gran pregunta de las navidades
Todo el mundo te preguntaba que tal Luxemburgo, que tal el idioma, que tal se vive, que tal va el voluntariado europeo, como van mi proyecto personal y pues vas contando las historias y tus pensamientos, pero siempre, después de esas preguntas venia la gran pregunta: ¿Qué vas hacer cuando termines?
Esa pregunta revolotea por mi cabeza a menudo y esta navidad he intentado dar alguna respuesta, pero después de varias reflexiones, he llegado a la conclusión que todo lo que venga, será bienvenido y que estoy abierta a todas las opciones que se me crucen por el camino, mientras sea felíz y pueda seguir desarrollándome como persona y como profesional. Todos queremos ese a donde quiero llegar, pero a veces hay que dejarse llevar como dice la canción de Izal » dejarse llevar suena demasiado bien».
Tras unos días en Madrid, volví a la Terreta a Alicante, eso si que ha sido una carga de energía, vitaminas… El volver a encontrarme conmigo misma, en los lugares donde meses atrás todo era incertidumbre, el mirar el mar, el relajarte…
Cuando me preguntan que echas de menos, hay cosas de amigos, familia que siempre echas de menos, comidas, pero lo que realmente echo de menos es ver el mar y poder sentirlo. A veces soy una pesada y la gente no entendía como en Enero podía ir a la playa, pero me ha dado la felicidad y mucha energía para esta nueva etapa.
El día de antes de venir y el día de la llegada, estaba un poco rara, ya que ibas a echar de menos todas esas cosas que has tenido en vacaciones, pero mirándolo con perspectiva. Ahora empieza como otra etapa, dentro del servicio de voluntariado europeo. Ya conoces el país, ya tienes tus amigos, ya conoces la asociación. Creo que es un momento bonito el que esta por venir, en el que me va permitir seguir aprendiendo y vivir nuevas experiencias enriquecedoras.
Mañana vuelvo a la FAEL, a mi asociación de acogida, donde estoy realizando el voluntariado europeo.
Vuelvo con las energías cargadas y con ganas de hacer nuevos proyectos en las diferentes asociaciones del Centro Español de Luxemburgo.
Para The New Skyline también he estado preparando algunas de las cositas, este es mi proyecto del año y espero que poco a poco vaya creciendo.
Siempre doy las gracias, así que GRACIAS a todos los que habéis podido compartir vuestro tiempo conmigo estas navidades.